Terrorismo yihadista en Algeciras
(Comentario Onda Cero, martes 31 Enero 2023)
Parece que los españoles no aprendemos nada del pasado.

Ante el asesinato del sacristán de la Iglesia católica de Algeciras a manos de un musulmán yihadista, que, para mayor burla, vivía clandestinamente en España (como muchos) y con expediente de expulsión (como muchos), podemos hacer una de dos cosas: seguir el cobarde e inservible discurso sanchista-podemita de la sordera y el buenismo, o contar las verdades del barquero.
Aceptamos que, la infiltración de delincuentes y elementos radicales al socaire de una caótica e intolerable inmigración clandestina -que hay que parar-, es problema, ciertamente, difícil de resolver.
Empero lo primero es imponer el imperio de la Ley y conseguir, al menos, seguridad jurídica en este terreno.
Un Gobierno serio y sensato se ocuparía del tema, desplegaría políticas eficaces y desarrollaría una diplomacia inteligente y contundente contra los que facilitan, promueven, se benefician o no colaboran para frenar este incesante tráfico humano invasivo.
Lamentablemente los españoles venimos careciendo -y carecemos hoy absolutamente- de esas políticas serias que nos llevarían a tener el respeto de los demás.
De cualquier manera, las cosas no pueden continuar como están. Mientras los europeos vivimos bajo el terror y ponemos los muertos, los musulmanes yihadistas matan en nombre de su dios, esperando merecer el paraíso y gozar de las huríes prometidas.
Llevamos mucho tiempo padeciendo esta barbarie. Para colmo, Sánchez ha desequilibrado las relaciones con Marruecos y Argelia: un polvorín a las puertas de España, de lo que todavía nos debe una explicación. A Marruecos le ha regalado el Sáhara sin contrapartida alguna. Ningún Gobierno anterior se atrevió a dar este paso. A cambio no ha logrado el más mínimo gesto de amistad y respeto del ‘fraternal’ amigo marroquí, quien usa la migración como chantaje. Con Argelia, las relaciones están rotas, y el gas más caro.
Nada ha conseguido Sánchez, decimos. Ni siquiera que Marruecos acepte la repatriación de sus nacionales expulsados de España. ¡Bonita amistad! Nosotros ponemos el pecho y ellos el alfanje. Da vergüenza citar a Gibraltar, pero el asesino del sacristán duró en la colonia 72 horas. En cambio, miles como este viven entre nosotros pendientes de expulsión, expulsión que no se cumple. Los inmigrantes irregulares se burlan de España, un país mal gobernado, óyeme, Pedro; óyeme Marlaska.
En consecuencia, hoy en nuestro país viven muchos yihadistas como el de Algeciras, lo que representa un indiscutible riesgo para la seguridad de los españoles. Es una auténtica “quinta columna”. Los tenemos dentro.
Como afirmó la reconocida periodista italiana, Oriana Fallaci, “Europa está dormida”. Por eso, Europa tiene que despertar de su sueño buenista.
Frente al inútil y catastrófico ‘buenismo’ España tiene que poner en práctica políticas firmes y eficaces, y abandonar la dictadura de lo políticamente correcto, porque lo cierto es que ningún católico ha apuñalado a un musulmán.