Rita Barberá

LAS PROVINCIAS, 28.9.23
Rita Barberá
José Torné-Dombidau y Jiménez
Profesor Titular de Derecho Administrativo y
Presidente del Foro para la Concordia Civil
Resulta poco menos que imposible entender el último cuarto de siglo de la política valenciana -y parcialmente de la española- sin tener en cuenta la figura de Rita Barberá Nolla, alcaldesa que fue (1991-2015) de la tercera ciudad de España, Valencia.
También resulta difícil entrar a valorar su amplia labor de gobierno municipal y metropolitano. Lo que sí podemos afirmar desde ahora es que la personalidad de Rita Barberá fue arrolladora, políticamente un ciclón. A nadie dejaba indiferente, y su amor por su tierra, la valenciana, y por su país, España, es algo que no deja lugar a dudas ni ofrece resquicio a sus oponentes.
A pesar de que fue la representante de la fuerza municipal más votada, una coalición de partidos de izquierda, desde el PSOE-PV hasta Podemos, pasando por el nacionalista y pancatalanista Compromís, la descabalgó de la Casa consistorial del ‘Cap i casal’. No obstante, ella intentó entenderse con los socialistas para ofrecer a los valencianos un gobierno municipal estable, centrado y duradero, alejado de extremismos y de radicalidades sociales y políticas. Sin embargo, la pretensión no cuajó.
Su figura y sus proyectos han concitado en casi cinco lustros simpatías y también, no se puede negar, fuertes antipatías rayanas en lo sañudo e irracional. La señora Barberá vino teniendo el amplio apoyo de la Valencia que se siente española y valenciana, valenciana y española, alejada de sobresaltos, partidaria del desarrollo económico, de las grandes obras y eventos internacionales. Enfrente se fue arremolinando la izquierda tradicional (PSOE-PSPV) y las nuevas minorías oportunistas y coyunturales de la coalición Compromís, liderada por Oltra y Morera, y el antisistémico Podemos. El 24-M de 2015 perdió la mayoría absoluta de que venía gozando durante varias elecciones municipales. Una maldita ley política se impone al Partido Popular en el Estado: u obtiene mayoría absoluta o no gobierna. Como pasó en Andalucía en 2012.
Resulta complicado hacer un balance político desapasionado de la ‘popular’ Rita Barberá, presidenta que fue, además, de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP). Hay partidarios y detractores, naturalmente. Pero los que estamos distantes de los intereses partidistas y hemos conocido la evolución de la ciudad del Turia y de sus servicios y equipamientos públicos, podemos decir que aquella Valencia de principios de los noventa y la que ella dejó obligadamente, contra su voluntad, son dos ciudades muy distintas. Valencia, en aquellos años del mandato inicial de la alcaldesa, era una populosa ciudad ‘sólo’ conocida por las Fallas, la paella y la horchata. En cambio, Rita Barberá dejó una ciudad que es referencia del turismo mundial, ese que bulle y llena sus calles y plazas y que ha creado un nuevo y competitivo parque hotelero.
Rita ha dejado un rico legado de realizaciones, proyectos e importantes obras que adornan y enriquecen el patrimonio, de por sí valioso, de la tercera ciudad de España. Con razón la alcaldesa afirmó, en su canto de cisne, que, por su labor, Valencia figura en el mapa y en el panorama de las más importantes ciudades europeas. De la ‘barraqueta’ a la postmodernidad y a los grandes eventos mundiales (America’s Cup, Fórmula 1…) sin olvidar las magníficas obras arquitectónicas de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, todas ellas en colaboración con la Generalitat valenciana.
Siendo por esencia Valencia una ciudad mediterránea con el mar a escasa distancia del centro, sin embargo se sabe (la alcaldesa lo sabía mejor que nadie) que, de manera incomprensible y crónica, la ciudad vive de espaldas al azul y bello mar. La amplia y bella avenida dedicada a la gloria de las letras valencianas Vicente Blasco Ibáñez, se ve interrumpida al tropezar con el marinero y singular barrio del Cabanyal. Barrio atractivo pero en decadencia, ruina y abandono a su pesar, pasto de ‘okupas’ y ‘camellos’. La alcaldesa soñó con abrir Valencia al mar, al Mediterráneo, proyecto anhelado, tiempo ha, por muchos valencianos.
Horas de trabajo corporativo, reuniones, estudios, proyectos, acuerdos de Pleno, bandos, decretos de la alcaldía, reglamentaciones y expropiaciones, todo ello fue torpedeado, impugnado y paralizado por plataformas sociales opositoras de izquierda y por Gobiernos socialistas en Madrid. Mientras el pleno municipal capitalino, presidido por Rita Barberá, acordaba por mayoría absoluta abrir la avenida Blasco Ibáñez al mar, a modo de balcón frente al Mediterráneo, el correspondiente mandamás socialista en Madrid dictaba una Orden ministerial de protección o presentaba una impugnación y, con ella, paralizaba ‘sine die’ el sueño municipal de apertura al mar.
Y así sigue hoy Valencia, pendiente de abrirse al mar. El proyecto de Rita Barberá, y de muchos valencianos, duerme hasta no se sabe qué nuevos tiempos. Es hora del reconocimiento público y oficial a la gran alcaldesa que fue.