¿Quién dijo vacaciones?

Tiempo atrás, el verano era una plácida época. Cuando llegaba, era obligado abrir un paréntesis en el trabajo. Casi nada ocurría, excepto algún suceso truculento de la España profunda, como el de Puerto Hurraco, ¿recuerdan?
Hacemos las maletas para retornar en Septiembre, pero un cada vez más frecuente imprevisto -en la empresa, bufete, estudio o negocio- nos interrumpe el descanso. El ritmo de hoy es frenético.
Nos proponemos disfrutar de unas tranquilas vacaciones con la mente en blanco, desconectados de la dura realidad, alejados de los problemas… empero esta compleja sociedad de nuestros días nos obliga, hasta en nuestro retiro vacacional, a seguir pendientes de noticias o asuntos que nos dan vueltas en la cabeza.
En estos últimos días, por ejemplo, nos han abrumado los criminales incendios, provocados, la mayoría de ellos, así como reclaman nuestra atención noticias pertenecientes a dos ámbitos importantes: la economía y la política.
Hemos conocido que la maldita inflación, esa patología económica que arruina silenciosamente el bienestar de los más débiles, alcanza el 10’8. Una mala noticia que dibuja un tiempo de apuros y estrecheces para los más desamparados.
Los precios, la crisis energética y la carestía de la vida no nos dan descanso. El BCE ha subido 0’5 puntos el tipo de interés. Ello significa que el recibo de la hipoteca será más caro. Por otra parte, el euro se desinfla y pierde terreno frente al dólar.
Para solucionar esta crisis, siguiendo la propuesta de los cerebros de Podemos, al PSOE se le ocurre la brillante idea de grabar a la Banca con nuevos impuestos y declarar enemigos públicos a conocidos financieros. Sánchez, al mejor estilo populista y fraseología bolivariana, ha afirmado: “si Botín y Galán protestan, es que vamos en la buena dirección”. Jamás un presidente del Gobierno se había atrevido a señalar a personas. Como en los regímenes comunistas.
Y la noticia del año, inexplicablemente aplazada por el Tribunal Supremo: la confirmación de las condenas a los ex presidentes socialistas Chaves y Griñán, a quienes su jefe de partido califica de “justos”. O sea, señor Sánchez, ¿El Supremo condena a justos?…
Finalmente, ha sido una sorpresa que tres mujeres de la primera línea mediática -alegando motivos de salud- hayan renunciado a sus respectivos cargos: la Fiscal General, inmediatamente sustituida por otro Fiscal próximo (“¿De quién depende la Fiscalía?…)”; Adriana Lastra, que deja la portavocía parlamentaria, pero sigue cobrando el escaño. Y el inesperado abandono de la vida política de una mujer inteligente, brillante, luchadora, látigo del Gobierno: Macarena Olona. ¿Qué ha pasado con Macarena?
Por último: el frenesí intervencionista del Gobierno cifra la felicidad térmica de los españoles en 27 grados en verano, 19 en invierno,… ¡y ninguna corbata!