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Puro electoralismo

     Tras el desastre electoral sufrido en Andalucía por el PSOE el pasado 19-J, que ha supuesto mayoría absoluta para Juan Manuel Moreno Bonilla, todas las alarmas han sonado en La Moncloa. Ante ello, nuestro egregio   gobernante, Pedro Sánchez, ha lanzado el aviso de que “Vaa por todas”, frase inquietante que no barrunta nada bueno en democracia.

     Porque, ¿qué es “Ir a por todas”? La frase me trae a la memoria aquella otra del “Todo por la Patria”, consigna que figura en los Cuarteles, tradicionalmente denostada por la izquierda española. Bien entendido que, mientras en el ámbito militar el lema encuentra alguna explicación, en una gobernanza democrática “Ir a por todas” suena a vulnerar la legalidad y a usurpar las competencias de otras Instituciones del Estado.

     Así pues, desde los adversos resultados electorales de la izquierda andaluza del mes pasado, se detecta en el sanchismo un indisimulado nerviosismo y desorientación, un clima político cercano al “Sálvese el que pueda”, de ahí la catarata de medidas populistas y electoralistas improvisadas para contentar a la clientela y ganar adeptos en la próxima contienda electoral.

    Decimos medidas electoralistas y populistas porque no son otra cosa. Pues cuando, para atajar la galopante crisis económica y energética que nos mortifica, el Gobierno pretende solucionarla con impuestos a las empresas energéticas y eléctricas, a la Banca, bonificando el transporte y aumentando la cuantía de las becas a los mayores de 16 años (¡qué casualidad!), díganme ustedes dónde está el poder taumatúrgico de estas ocurrencias para reducir la inflación, abaratar los precios y crear empleo, que es lo importante. Ninguna de estas medidas va a la raíz ni resuelve las maldades de esta crisis económica española, agravada por políticas insensatas. 

     Así mismo, otros objetivos gubernamentales, como la aceleración de la agenda legislativa ideológica que deslegitima la Transición; el asalto al Tribunal Constitucional; el hilo directo del Gobierno con el Ministerio Fiscal o predicar por los paisajes asolados que “El cambio climático mata” -en vez de mejorar la respuesta de las Administraciones públicas-,  conducen a una gobernanza con sobresaltos, con inestabilidad política, y a dañar el sistema democrático por manipular la verdad histórica.

     La tergiversación hecha en el anuncio de algunos acuerdos del Gobierno debería ruborizar a los mismos integrantes de la coalición gubernamental. Por ejemplo, la tan cacareada estabilización de 67.300 profesionales sanitarios. Presentar esta funcionarización como un gesto magnánimo y de buena política del Gobierno, es faltar a la verdad. 

        Ha de saberse que hacer fijos a esos empleados interinos viene requerido por las autoridades de Bruselas y por una sentencia del TJUE de 14 de Octubre de 2016, que criticó la alta tasa de temporalidad del sector público español. 

       A cada cual, lo suyo.

Autor del artículo: José Torné-Dombidau Jiménez

Presidente y socio fundador del Foro para la Concordia Civil. Profesor Titular de Derecho Administrativo por la Universidad de Granada.

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