Presentación para la Conferencia del Excmo. Sr. D. Rafael Arias-Salgado Montalvo
Palabras de presentación para la Conferencia del Excmo. Sr. D. Rafael Arias-Salgado Montalvo, presidente de Fundación Transición Española (22 Noviembre 2022):
Ilmo. Sr. Decano de la Facultad de Derecho;
Excmo. Sr. D. Rafael Arias-Salgado Montalvo, de la Carrera Diplomática, ex Secretario General de Unión de Centro Democrático, ex Ministro de los Gobiernos Suárez. Calvo Sotelo y Aznar, y actual presidente de la Fundación Transición Española;
Excmas. e Ilmas. Autoridades;
Sres. don Juan Antonio Maldonado, Vicepresidente, don Emiliano Guiote, Secretario, Junta Directiva, socios y simpatizantes del FpCC;
Sras., Sres.;
Amigos todos:
En anteriores ocasiones de las Actividades del FpCC la salutación a nuestros invitados respondía, principalmente, al elemental deber de cortesía que siempre hemos cumplido encantados. Hoy hay algo más.
Al dar cumplimiento a ese elemental deber de cortesía con don Rafael Arias-Salgado, al que agradecemos mucho su presencia en Granada en el marco de las Actividades del FpCC, mostramos con esta singular invitación una inquietud y una preocupación plenamente justificadas.
Se trata de la particularidad de que este Desgobierno socialcomunista, con sus apoyos parlamentarios, rechazó la comparecencia en el Senado -durante el ‘iter’ legislativo de la Ley que voy a llamar de Desmemoria Antidemocrática- de algunos actores y protagonistas de la Transición, entre los que estaba el señor Arias-Salgado.
Ante esta insólita actitud parlamentaria, la Junta Directiva del FpCC decidió que si la Cámara Alta negaba la voz a estas personalidades, debería ser la sociedad civil la que diera la palabra a protagonistas de aquella gesta imperecedera e histórica de la Transición a la Democracia, que culminó con la aprobación de la Constitución de la Concordia de 1978.
Así pues, la finalidad de la presente invitación consiste en que alguna personalidad de las rechazadas -no todas por la carencia de medios de esta Asociación- pudiera públicamente expresar su opinión, encender la inteligencia de los españoles para restablecer la verdad histórica y la razón política de aquel tiempo difícil, pero venturoso, ante las falsificaciones políticas -y de todo tipo- que los españoles estamos sufriendo a manos de esta desdichada coalición gubernamental del PSOE-UP.
Con ello queremos atender también a la juventud de nuestros días, huérfana de magisterio, de ilustración y de lo que los juristas llamamos “interpretación autentica” para conocer fehacientemente el espíritu de la Transición.
Con esta comparecencia pública de don Rafael Arias-Salgado esta noche en el FpCC, queremos llevar al ánimo de los presentes que una democracia que no mantiene un diálogo con la verdad, abierto y sereno con sus ciudadanos, es un puro contrasentido. No es tal democracia.
Es un escándalo y una anomalía que, protagonistas, actores y testigos de un momento tan importante y trascendental para la convivencia española, como fue la Transición, no hayan podido hacer oír su voz en un órgano de representación de la soberanía nacional; no hayan podido expresar su opinión en el curso del procedimiento parlamentario de aprobación de una Ley sobre materia tan sensible como la Ley 20/2022, de 19 de Octubre, llamada de Memoria Democrática, un oxímoron.
Una Ley que, en mi opinión, reescribe interesadamente la Historia del período 1931-1983. Una Ley que no nace del consenso, aconsejable en materia tan sensible a la generalidad de los españoles. Una norma que ha sido aprobada con los únicos votos de una facción ideológica del Parlamento. Una Ley amenazante, represiva de las libertades de opinión, investigación y cátedra.
No es una Ley reparadora. No es una Ley de concordia. Triste es, al cabo de tantos años, tener que afirmar que no es una Ley de reconciliación. Don Rafael tratará a continuación de todo esto, con la autoridad que se le reconoce.
Para demostrar el desatino que es la Ley 20/2022, de 19 de Octubre, y para poner de relieve el diferente ánimo con el que se ha enviado a las páginas del B.O.E., leeré un fragmento del discurso en las Cortes del Secretario General de CC. OO. y diputado comunista Marcelino Camacho con motivo de la discusión parlamentaria de la Ley de Amnistía de 1977. Dijo lo siguiente:
“Nosotros considerábamos que la pieza capital de esta política de reconciliación nacional tenía que ser la amnistía. ¿Cómo podríamos reconciliarnos los que nos habíamos estado matando los unos a los otros, si no borrábamos ese pasado de una vez para siempre? Para nosotros […] la amnistía es una política nacional y democrática, la única consecuente que puede cerrar ese pasado de guerras civiles y de cruzadas. Queremos abrir la vía a la paz y a la libertad. Queremos cerrar una etapa; queremos abrir otra. Precisamente nosotros, los comunistas, que tantas heridas tenemos, que tanto hemos sufrido, hemos enterrado nuestros muertos y nuestros rencores. Nosotros estamos resueltos a marchar hacia adelante en esa vía de la libertad, en esa vía de la paz y del progreso…”.
Y otra pieza histórica la brindó el Gobierno de Felipe González en Julio de 1986, cuando hizo pública una Declaración en el 50º Aniversario del inicio de la Guerra Civil. Decía lo siguiente:
“Una declaración gubernamental no es el lugar para analizar las causas de un acontecimiento de la magnitud de la guerra civil, ni para valorar las consecuencias que de ella se derivaron… (Confróntese con la LMD).
… Un Gobierno democrático no puede menos que felicitarse porque España haya recobrado, con los años, las libertades que quedaron bruscamente interrumpidas en 1936. Al hacerlo, quiere honrar y enaltecer la memoria de los que, en todo tiempo, contribuyeron con su esfuerzo, y muchos de ellos con su vida, a la defensa de la libertad y la democracia en España.
Pero un Gobierno ecuánime no puede renunciar a la historia de su pueblo, aunque no le guste, ni mucho menos asumirla de manera mezquina y rencorosa. Este Gobierno, por tanto, recuerda asimismo con respeto a quienes, desde posiciones distintas a las de la España democrática, lucharon por una sociedad diferente, a la que también muchos sacrificaron su propia existencia.”
He aquí la posición acertada de un Gobierno democrático a los 50 años de la tragedia. He aquí una declaración ecuánime y elegante que, procediendo de la misma ideología política, la izquierda socialista española, pone bien de manifiesto, por contraste, las carencias y la tendenciosidad de la actual Ley de Memoria Democrática.
Por desgracia, los españoles de la tercera década del siglo XXI, como afirmaba un llorado maestro del Derecho Político español, el profesor Manuel Ramírez, corremos el riesgo de perder la nueva oportunidad histórica de convivencia bajo la Monarquía parlamentaria y el Estado social y democrático de Derecho de 1978, fruto de la Transición.
Mucho me gustaría equivocarme. La hora política presente no barrunta nada bueno para el Estado de Derecho, ni para el libre y pacífico ejercicio de los derechos y libertades. El Gobierno socialcomunista, con ayuda de formaciones políticas de extrema izquierda, de indiscutible talante corrosivo, populista y antiespañol, está minando la concordia entre los españoles. Está conduciendo a la Nación por terrenos pantanosos.
Hemos retrocedido. Nos hemos instalado en la tensión, en la división. Vuelve a oírse una terminología caduca y trasnochada, que muchos creíamos superada: “ricos y pobres”; “los de arriba y los de abajo”; “las derechas y las izquierdas”, ‘fascistas’…
Termino. Termino recordando a Ortega y Gasset. Los españoles tendremos que reconstruir nuestro Estado. Va a costar reconstruir y reparar el edificio del Estado de Derecho tras la tormenta política.
Finalmente, permítanme que, dada la rareza de conmemoraciones de la aprobación de la CE de 1978, el Acto de esta noche sirva también para que el FpCC, al aproximarse el 44º Aniversario, celebre el refrendo popular de la Ley Política de 1978. ¡Larga vida a la Constitución!
Muchas gracias.