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Nada con sifón

Para los más jóvenes, el sifón era una bebida carbónica embotellada a presión en recipiente de vidrio  grueso que, accionando un dispensador, se usaba hasta bien entrados los sesenta, primero como medicina (sustitutiva del agua de Seltz), y, después, como aditivo del vino tinto (“¡con sifón!”) o para darle un ‘toque’ al clásico vermut. No había comanda de cliente entonces que no se hiciera acompañar  del sifón.

Pues bien, fieles a la verdad, debemos reconocer los derechos de autor del título de esta tribuna a aquella inigualable revista de humor crítico, ‘La Codorniz’, “la revista más audaz para el lector más inteligente”, editada en plena dictadura del general Franco de 1941 a 1978. ‘La Codorniz’ era una válvula de escape, un bálsamo de humor inteligente en aquel páramo político. Valor -y mucha inteligencia- tenían aquellos colaboradores entre los que destacaban humoristas y escritores como Acevedo, “Cándido”, Clarasó, José Luis Coll, Fernández Flores, Jardiel Poncela, Álvaro de la Iglesia, Mingote, Neville, Summers, “Gila”, Chumy Chúmez y otros.

En concreto “Nada con sifón” fue una sección que hasta 1977 corrió a cargo del excelente crítico cinematográfico Alfonso Sánchez (1911-1981), “Chistera”. El rótulo era acertadísimo, pues poca crítica política se podía hacer imperante el general gallego. De ahí lo acertado de ese epígrafe que en sí mismo era ya muy expresivo: nada con sifón. Como proclamaba el subtítulo de la Revista, “para lectores inteligentes”, avisados.

Considero necesaria esta extensa introducción para situarles a ustedes en la perspectiva apropiada de esta tribuna de opinión. El Gobierno socialista de Pedro Sánchez ha superado los cien días de gracia que se conceden a todo Gobierno. Dado el tiempo que resta de   legislatura -si antes no  hay convocatoria electoral-, se puede juzgar ya la labor gubernamental del ocupante de La Moncloa. En consecuencia, ¿qué labor de gobierno está llevando a cabo el Gabinete comandado por Pedro Sánchez? ¿Qué podemos decir de la actividad del presidente y de sus ministros (y ministras)?

A la vista de los pasos que está dando el jefe del Poder Ejecutivo, y de la “yenka” política que todos los días se ve obligado a bailar, podemos decir que el Gobierno Sánchez lo mejor que sabe hacer es rectificar. En segundo lugar demuestra este Gobierno que su acceso al poder le ha venido no sólo inesperadamente, sino grande, y, además, de manera improvisada. El Ejecutivo sanchista se deja llevar ciegamente por su ideología partidaria. Ello le conduce a continuas rectificaciones, fruto de sus palos de ciego.

Este presidente se presentó sin programa. Con un bagaje escueto, ligero. Confiado esencialmente en su audacia y atado a las gravosas hipotecas constituidas a favor de sus increíbles apoyos, los enemigos del Estado: populistas, neocomunistas, antisistema, separatistas, nacionalistas y hasta fuerzas conexas con ETA.

Nadie como este Gobierno responde mejor al mensaje contenido en aquella frase histórica del profesor Fraga Iribarne cuando, dirigiéndose a Felipe González, le espetó que “Sólo acertaba cuando rectificaba”. Esta es una gran verdad aplicada al actual Gobierno social-podemita (Iglesias se vanagloria de que cogobierna desde el Parlamento). Sin ánimo exhaustivo, Pedro Sánchez prometió elecciones, y, luego, nada. Desde que mora en La Moncloa ha cometido numerosos errores y otras tantas contradicciones en su labor de gobierno: a) Las concertinas de las vallas de Ceuta y Melilla; b) Los migrantes: de acudir a recibirlos con bombo y platillo a rechazarlos vía ‘exprés’; c) La “guerra” impositiva declarada al diesel, de la que ahora nada se dice; d) Gobernar a golpe de Decreto-Ley (nueve -por ahora- en cien días); e) Anunciar un impuesto sobre la Banca y… ¡silencio!; f) Reforma del Código Civil por Decreto-Ley: algunos ya anuncian recurrir al Tribunal Constitucional; g) Negar defensa jurídica al magistrado Llarena y después reconocérsela; h) Variar el destino del Valle de los Caídos: de Memorial “reconciliador” a cementerio civil; i) El “gol por toda la escuadra” del sindicato de las trabajadoras del sexo, cuya rectificación ha forzado al cese de la Directora General que lo autorizó; j) Un “referéndum de autogobierno”, rechazado hasta por Puigdemont; k) La supresión del criterio de la “demanda social” en materia educativa, por la que ya se anuncian protestas y concentraciones que forzarán a recuperarlo; l) La última rectificación cuando escribo estas líneas: la candorosa negativa de venta de armas a Arabia Saudita (¡que ya estaban pagadas!) y la marcha atrás del Gobierno ante la probable renuncia de esas Autoridades a comprarle a España cinco fragatas encargadas a los astilleros gaditanos (¿Tiene algo que decir doña Susana Díaz?). Pongamos punto, aunque no será final.

El saldo que arroja un Gobierno así es de debilidad (ahí está Marruecos con el drástico cierre del tráfico comercial con Melilla), de levedad y de estado gaseoso. De ahí el título del artículo: nada con sifón.

Autor del artículo: José Torné-Dombidau Jiménez

Presidente y socio fundador del Foro para la Concordia Civil. Profesor Titular de Derecho Administrativo por la Universidad de Granada.

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