Mi reino por un indulto

Ricardo III, Rey de Inglaterra, en medio de una batalla, y desde el suelo, gritó desesperadamente: “¡Mi Reino por un caballo!”. Hoy, Pedro el Magnánimo, el Clemente, señor de La Moncloa y presidente del Gobierno de España, viéndose necesitado de sustentos parlamentarios, decreta: “¡Mi Reino por un indulto!”.
A Pedro no le importa el precio a pagar. No le importa que la Sala 2ª del TS y el Ministerio Fiscal rechacen unánimemente el indulto. Tampoco le frena que la opinión pública y las conciencias más cívicas, incluso de conspicuos socialistas, sean contrarias al perdón.
Nada le importa que los indultados no se arrepientan o que amenacen chulescamente con reincidir. Tampoco frena a Sánchez sus enormes contradicciones sobre la sedición y sus autores, expresadas tiempo atrás y ahora, cuando necesita los votos de los separatistas. No le importa, no. Ni el precio ni el qué dirán. Mi Reino por un indulto.
Está claro que si los condenados por haber dado un golpe contra el orden constitucional no se arrepienten; si prosiguen en su afán secesionista y prometen que lo volverán a hacer, entonces ello significa que el indulto de Sánchez es injusto e inmerecido. Ni ético ni racional. Más bien se trata de una pura conveniencia política personal, un empecinamiento irresponsable que simplemente le asegura más tiempo en la poltrona del Gobierno.
Con tal de continuar a la cabeza del Consejo de Ministros, de cortar cintas inaugurales y de viajar en ‘Falcon’ con gafas “Rayban”, Pedro ‘el Magnánimo’, ‘el Clemente’, otorga los perdones que hagan falta. Aun forzando el Estado de Derecho y sus más elementales reglas y principios. Aunque deje abandonados a los catalanes constitucionalistas. Aunque disuelva el ordenamiento jurídico español como azucarillo en una taza de café… Nada le detiene. Mi Reino por un indulto.
Pedro lleva 3 años demoliendo gradualmente la Constitución y, por tanto, desgobernando España. Durante todo este tiempo, su gobierno extremista ha desconcertado a propios y extraños, y también a los profesionales del Derecho, cuya capacidad de asombro está colmada. En mi caso, por ejemplo, me veo obligado a repasar mis libros de Derecho, a recordar las lecciones de mis mejores maestros universitarios, porque ya dudo si en Derecho se dice cartucho o ‘carchuto’, dada la tergiversación de conceptos, instituciones y reglas jurídicas. En definitiva, dada la demolición del Derecho que, a manos de Sánchez, sufrimos los españoles desde mediados de 2018.
No, Pedro. El indulto que has concedido a los separatistas catalanes, por tu real voluntad, no representa concordia, y sí humillación. Y está por ver si, con este inmerecido perdón, consigues que vuelvan a la senda constitucional quienes, recién indultados, trabajan para romper España.
Pedro, tus perdonados, ¿se lo merecen?
Mi Reino por un indulto.