Los errores de Pedro

Dicen que los líderes auténticos se miden en los momentos críticos y ante situaciones extraordinarias. En efecto, la epidemia desatada en China ha puesto a prueba la fortaleza, reflejos y liderazgo de los Gobiernos afectados.
El Gobierno de Pedro y Pablo contaba con la experiencia de China y de Italia, pero lamentablemente, y en virtud de las tensiones internas de la coalición, se ha perdido mucho tiempo.
Preso de un fuerte sesgo ideológico y con un ostensible e irresponsable complejo de superioridad, nuestro presidente despreció adoptar medidas preventivas. Ha basado su pobre estrategia en la fortaleza del sistema sanitario español, hoy puesto contra las cuerdas por la tardanza en tomar medidas y en implementar herramientas para controlar la grave crisis sanitaria que nos castiga.
Es así como Sánchez -llevado de un estúpido complejo de pureza democrática y por su natural rechazo a asumir responsabilidades de gobernante- no se opuso sino que alentó las manifestaciones feministas del 8-M y permitió la Asamblea General de Vox en Vistalegre.
Las escasas y forzadas comparecencias del líder socialista a causa de la pandemia tampoco han servido para fortalecer su liderazgo.
Lentitud, pereza en la respuesta y carencia de un plan cohesionado, sólido y eficiente, han determinado bajos índices de confianza social.
No cabe duda que un cisne negro ha parado en seco el alegre trote de Sánchez e Iglesias. Un cisne negro que ha destrozado los fantásticos planes que tenían de gasto, fanfarria social y pirotecnia presupuestaria con los que el dúo se frotaba las manos.
Ahora toca gobernar. Ahora toca mojarse y torear este ‘Mihura’ del coronavirus, así como restablecer una economía seriamente dañada. Como dice Ignacio Camacho, “Gobernar un país es un ejercicio serio en el que no valen la guapeza ni el postureo” (en “Tropezar con los muebles”, ABC, 2.2.20).
Por otra parte, en plena devastación de la epidemia, el Estado Autonómico estalla en deslealtades nacionalistas y tensiones centrífugas. El nuestro es un Estado en el que impera la desunión y priman los intereses de partido, sin que Pedro sepa o quiera defender la integridad de España.
Cada Comunidad Autónoma ha acordado medidas unilaterales de espaldas al Gobierno de la Nación. Y a pesar de los serios problemas que padecen los españoles, Torra se empecina en ir por libre sin que nadie le reduzca.
La torpeza de Pedro es patente. Anuncia el estado de alarma por anticipado. Avisando de un día para otro, motiva la diáspora de madrileños que lleva el virus a las costas andaluzas, valencianas y murcianas.
Es inadmisible que cada Comunidad autónoma reaccione contra el COVID-19 como se le antoje y disponga de un número telefónico distinto.
Un mal Gobierno se suma a la crisis sanitaria.