Prueba de la anormalidad que aqueja a esta España nuestra -todavía invertebrada por el chantaje de los nacionalismos periféricos- es que las autoridades que desgobiernan Cataluña discriminan a los agentes de la Policía Nacional y Guardia Civil y retrasan su vacunación, cuando los ‘Mossos d’Esquadra’ ya han sido blindados frente al contagio.

      No se tiene en cuenta que la Policía y Guardia Civil son cuerpos de funcionarios esenciales, en riesgo sanitario constante por su contacto diario y permanente con la población.

      Desde la responsabilidad y la cordura no se entiende que las autoridades catalanas hagan distingos por prejuicios ideológicos y pongan en riesgo la salud y la vida de quienes defienden y protegen las nuestras. Es absolutamente inadmisible.

     La postergación sanitaria que sufren en Cataluña las mujeres y hombres de estos Cuerpos policiales constituye, por añadidura, una inmerecida e irritante humillación.

      En cualquier país europeo estos hechos jamás se producirían y serían rápidamente evitados o subsanados. No es imaginable en Italia, Alemania, Austria, Suiza o países nórdicos el caso en que una Región autónoma o un Estado federado regatee la vacunación a agentes de la Autoridad o la atrase intencionadamente por razones ideológicas o políticas. La respuesta del Gobierno central, incluso de las autoridades judiciales, sería enérgica e inmediata. Impensable la pasividad.

      En España la respuesta está siendo distinta. Mejor dicho: no hay respuesta. El Gobierno elude reaccionar ante este grosero desafío del secesionismo catalán, que se jacta de ser antiespañol y soberano.

     Empero es que, además, constituye un error -y una cobardía- la solución ideada: que sea el Ministerio de Sanidad quien vacune, cuando son las autoridades catalanas las obligadas. ¿No tiene nada que decir Sánchez… ni Marlaska? ¿Tampoco Iceta? ¿Hay línea telefónica Madrid-Barcelona?

     A las Asociaciones profesionales de la Policía Nacional y de la Guardia Civil les duele la boca de denunciar este “apartheid”, esta ‘limpieza étnica’ contra ellos en Cataluña con el silencio del Gobierno.

     Empero está claro. Si profundizamos en el asunto,encontramos la clave de por qué Sánchez ha abandonado a estos funcionarios destinados en Cataluña.

       La explicación resulta obscena, escandalosa. Como se sabe, el socialista Pedro Sánchez ha elegido como socios de Legislatura, entre otros, a quienes dieron el golpe de Estado de 2017. Si ERC y JxCat le retiran sus votos, el Gobierno cae en una semana y, ¡oh dolor!, Sánchez tendría que abandonar La Moncloa… Por tanto, Pedro está maniatado por sus disparatadas alianzas.

        Es indudable que el retraso en vacunar a Policías y Guardias Civiles en Cataluña, decidido maliciosamente por sus autoridades, y con la calculada inacción del Gobierno socialcomunista, entra de lleno en la indecencia política y hasta en la responsabilidad penal.