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Inconcebible

Pablo Iglesias. (EUROPAPRESS)

      Inconcebible es el calificativo que ha utilizado nuestra desgracia nacional, el Vicepresidente Iglesias, al conocer que un Juez ha pedido al Tribunal Supremo que proceda   contra él por la comisión presunta de cuatro delitos.

      Lo realmente inconcebible del señor Iglesias es su mentalidad autoritaria y antidemocrática, al rechazar la igualdad ante la Ley, el respeto al Orden constitucional, la separación de poderes y la sumisión a los Tribunales de Justicia. Y es inconcebible porque este peligroso gobernante se considera superior, por encima de la Ley;  como los antiguos jerarcas soviéticos; como el mandamás coreano; como los separatistas catalanes: impune e inmune.

         Es inconcebible y peligroso porque, siendo un político nacido y criado en democracia, de adulto impugna sin justificación, y fuera de los cauces legales, el buen orden establecido. Iglesias está socavándolo con su populismo corrosivo, como él y sus compinches han hecho en ciertos países hispanoamericanos y ahora lo pretenden en España desde la importante responsabilidad de una Vicepresidencia del Gobierno.

         Todavía resulta más inconcebible que un anómalo socialista, Pedro Sánchez, forme el Gobierno de España con este político antisistema, cuando Iglesias ha repetido mil veces que prefiere una España rota a una España constitucional.

         Inconcebible resulta también que, quien no cree en el proyecto común español, copresida el Gobierno de España y dirija la vida, hacienda y destinos de sus nacionales.

        Inconcebible es que, quienes tienen como socios y aliados parlamentarios a los representantes de la anti-España, gestionen los intereses, la economía, la educación, la sanidad y demás servicios esenciales de los españoles.

        Si Pedro Sánchez pretende conducir España por senderos de renovación y progreso; si trata de lograr que nuestro país tenga el respeto que merece en Europa y el mundo, es inconcebible que se apoye en una extrema izquierda comunista y desprecie al centro-derecha constitucionalista. Eso es lo verdaderamente inconcebible, el giro a la extrema izquierda disolvente que el antiguo partido socialista, hoy ‘sanchista’, ha dado de la mano de Sánchez.

       Inconcebible es la obsesión patológica que Pedro y Pablo muestran por hacerse con el gobierno de los Jueces. Si lo logran, la tiranía estará servida al reunir en una sola mano los poderes del Estado: el Ejecutivo y Legislativo, que ya tienen, y el Judicial, en cuyo asalto están. Eso es lo inconcebible.

       Inconcebible es que los ciudadanos no despierten, que continúen sesteando, como si nada grave ocurriera en la vida pública española.

       Inconcebible es que los ciudadanos no reaccionemos. Cada cual donde esté y en el puesto que ocupe en la sociedad.

        Pues sepan, señoras y señores, que el lobo está cuidando de las ovejas, y la carnicería puede ser histórica, trágica y duradera. Preferiría equivocarme.

Autor del artículo: José Torné-Dombidau Jiménez

Presidente y socio fundador del Foro para la Concordia Civil. Profesor Titular de Derecho Administrativo por la Universidad de Granada.

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