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Hay esperanza

Pablo Casado, presidente del PP, durante el debate de la Moción de Censura a Pedro Sánchez. EUROPA PRESS/ E.Parra.

        La pandemia vírica avanza y en su macabra trayectoria le acompaña otra pandemia tenebrosa, la  pandemia política representada por un Desgobierno de izquierda antiliberal que -frente al microbio- abandona a su suerte a ciudadanos y territorios.

        En menos de cuatro meses la coalición socialcomunista ha pasado de decretar el confinamiento más largo y duro a la relajación más escandalosa. Es consigna de Iván Redondo, pues, que Pedro Sánchez no asuma ninguna responsabilidad sanitaria para evitar un desgaste político.

          La batalla contra el coronavirus la están dando en solitario las Comunidades autónomas. Un ensayo de la España plurinacional. La España confederal. En lo sanitario España sería ya, en efecto, una confederación de naciones. Se comprende de esta manera, por ejemplo, que, estando Navarra peor que Madrid, Sánchez no haya impuesto ninguna medida restrictiva a los navarros.

       Se dice, y lo creemos, que España vive una etapa política de excepción. Opinión confirmada a la vista de las dos sesiones parlamentarias de la moción de censura. Allí contemplamos el nada edificante espectáculo de un Congreso polarizado, tenso y crispado.

       Vimos una Derecha rota y una Izquierda amalgamada en torno al dúo tóxico. De los rifirrafes parlamentarios cualquiera sacaría la impresión que Franco vive y que el franquismo es hoy un credo que siguen millones de españoles, cuando Franco murió hace 45 años y el franquismo es sólo una entelequia, un fantasma agitado por la izquierda para atemorizar a los incautos y cosechar votos. Ni Franco vive ni el Movimiento Nacional rige hoy la vida de los españoles.

        Sin embargo la izquierda ve franquismo en todo pensamiento diferente al suyo y lanza como insulto equivalente, cuando no lo es, aquello de ‘fascista’, sin reparar en que el rechazo al diferente sí se acerca al fascismo. Grupos políticos, como el PSOE -¡quién lo iba a decir!-, Podemos, ERC, Bildu, BNGa y Nueva Canarias, se dejaron llevar, en su respuesta a la censura gubernamental, por una fuerte pulsión radical y vertieron gruesos improperios contra el partido proponente.

      Hasta llegar al discurso de Pablo Casado. Con él se ha abierto una ventana a la esperanza. Un discurso que defiende la legalidad, la democracia, la libertad, el europeísmo, la moderación y la concordia.

      Casado puede ser el líder que los conservadores necesitan para unirse y ser la gran alternativa a la izquierda extrema y enloquecida de nuestros días; el Cánovas del siglo XXI, aquel gran político malagueño que supo aglutinar a los conservadores españoles de finales del siglo XIX, el artífice de la Restauración, la obra política que propició a España medio siglo de estabilidad institucional.

      Si Pedro Sánchez fuera patriota, debería asumir, cuanto antes, que fuera de la Constitución no hay alternativa.

Autor del artículo: José Torné-Dombidau Jiménez

Presidente y socio fundador del Foro para la Concordia Civil. Profesor Titular de Derecho Administrativo por la Universidad de Granada.

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