¿Existe riesgo de un ‘Frente Populista’?
En los últimos meses mucho se habla y se escribe sobre esta pregunta. Tras los sorprendentes resultados habidos en las últimas elecciones europeas, reputados analistas hacen cábalas sobre si estamos en presencia de un cambio político de calado en España al decantarse el voto hacia la izquierda propiciando una fragmentación de ésta, con el efecto añadido de reducir el peso de los dos grandes partidos que han venido turnándose en el poder desde 1982, el famoso bipartidismo.
En el curso del 2015 se celebrarán nuevos comicios municipales, autonómicos y generales. Año de urnas. Hoy los pronósticos anuncian un debilitamiento de los dos grandes partidos y un reverdecer de formaciones de ultra izquierda y ‘antisistema’. Se dice que esta tendencia cambiará el mapa político español conocido y nos situará en otro escenario.
La fragmentación de la izquierda, concretamente desde IU hacia su izquierda, aconseja a sus protagonistas y líderes acudir a la formalización de alianzas si quieren pisar moqueta y alcanzar poder. Se habla, por ello, de un frente para desbancar a los partidos ‘burgueses’ (PP; PSOE), ‘responsables’, se dice, de la ruina ocasionada por esta crisis económica que ellos mismos han provocado. En esa lógica, piensa la izquierda extrema, no puede venir la solución de aquellos que han causado tanta penuria a los trabajadores y necesitados.
Durante este tiempo, las asociaciones, plataformas, colectivos y partidos de ultra izquierda han visto masivamente secundadas sus ofertas y recetas, tanto en las urnas como en actos, convocatorias, redes y demás medios de intercomunicación social, en constante alza. Están con moral de victoria. No faltan proclamas y ‘soluciones’ populistas que llaman, literalmente, al cambio revolucionario. Por muy disparatados que se les considere -no falta razón para así calificarles-, no son líderes torpes ni faltos de ideas. Si éstas se cumplen son un auténtico golpe de Estado, una revolución en toda regla, equiparable a la de los soviets en la Rusia de 1917 o a la de aquella conjunción de izquierdas y anarquistas de la España de 1934.
Así pues, el populismo tiene líderes, mensajes, método y sistema. Saben que rige una democracia representativa, que abominan, y que necesitan exterminar con votos. Empero una vez cantara la urna a su favor, olvídense ustedes, por un largo tiempo, de la monarquía parlamentaria de un Estado social y democrático de Derecho. Entraríamos en una España bolivariana, en un régimen político castrista, deseado por ellos, con la imagen del Che Guevara por bandera.
Y no engañan, ni se andan con cataplasmas. A nuestro inefable Sánchez Gordillo este verano le he escuchado en persona que “ser comunista es lo primario” en política. Que el capitalismo “es terrorismo, pura violencia”. Que “hay que subvertir el sistema, y, si no, el sistema nos traga”. Que “las leyes son la dictadura del poderoso”. Que “hay que acudir a la desobediencia civil”. “¡Subvertir, subvertir, subvertir!”. Que “la riqueza es trabajo no pagado”. Que “los medios de producción han de ser para los trabajadores”. Que “sin soberanía económica (sic) no hay soberanía política”. Que “la democracia hoy es la dictadura del mercado”. Que “Hay que ‘okuparlo’ todo, ¡hasta los Gobiernos!”.
Estas frases están tomadas directamente del veterano alcalde de Marinaleda que dirigió la palabra en un acto de… ‘Podemos’. Valencia, julio de 2014.
De triunfar las tesis de estos grupos de extrema izquierda, ¿dónde nos encontraríamos? En España la socialdemocracia y los comunistas están hoy en franca desorientación y alarmados ante el fenómeno que representa Pablo Iglesias. El discurso fácil y demagógico de éste está calando entre los tradicionales votantes de socialistas y comunistas. Pero también en los de centro y derecha moderada. Increíble, pero cierto.
Múltiples causas están llevando a ‘Podemos’ a ser tercera fuerza política, pisándole los talones a los socialistas. ¿Es posible que el frentepopulismo derrote los programas moderados, equilibrados y sensatos de un país europeo como es España?
Hace unos días (‘El País’, 25.8.14), un economista español, Antonio Roldán Monés, doctorando en Economía política en la ‘London School of Economics’, ha respondido contundentemente a la pregunta “¿Es Podemos una alternativa para la izquierda?” destrozando las cinco propuestas estrella de éste movimiento. Prohibir los despidos en las empresas con beneficios, dejar de pagar la deuda pública, derogar la reforma de pensiones, derogar la reforma laboral e imponer la jornada de 35 horas y tomar el control político del BCE, de llevarse a cumplimiento, sería catastrófico para los asalariados y más débiles de la sociedad.
Si mañana en España triunfara un frentepopulismo recorreríamos ese espinoso -y equivocado- camino.
España perdería su centralidad política y caería en la noche venezolana de un bolivarismo a la ‘ibérica’.