EL DISCURSO DEL REY 2022
Comentario Onda Cero, martes 27 Diciembre 2022

Como ustedes saben, en la Monarquía parlamentaria todos los actos del Rey necesitan ser previamente refrendados, es decir, autorizados.
Es así que el tradicional discurso navideño de Su Majestad, que se televisa en la Nochebuena, ha de contar previamente con la conformidad del Gobierno.
Confieso que -dada la animosidad antimonárquica que profesa este disparate de Gobierno de sanchistas y podemitas y que el discurso era conocido y revisado por La Moncloa- me sorprendió favorablemente la valentía y acierto de su contenido, y que el Rey pudiera expresarlo.
Los españoles llevamos ya un tiempo transitando por terrenos políticos pantanosos. Arrastramos -y arrostramos- una persistente crisis política; una crisis agravada desde la formación de esta malhadada coalición gubernamental de izquierda populista y radical. Coalición que, con el soporte de ERC (separatistas) y BILDU (herederos políticos del terrorismo), está cumpliendo, paso a paso, un premeditado plan de desmantelamiento del Estado democrático de Derecho. Si próximamente el pueblo no lo evita, Sánchez convertirá nuestra democracia en un régimen pseudodemocrático, cesarista.
Por eso me ha sorprendido que el Gobierno haya permitido al Rey referirse, como hizo, a tres ideas clave.
El Rey en su breve y valiente alocución defendió la convivencia, la unidad de los españoles y el respeto a la Constitución para, con todo ello, zanjar la grave y perjudicial crisis que aqueja a la España de nuestros días.
En efecto, el Rey exhortó a los españoles, de toda ideología y condición, a convivir pacíficamente, y a respetar al que piensa diferente, al adversario político, que, entre compatriotas, nunca puede tener la consideración de enemigo.
En segundo lugar, el Jefe del Estado de un país como España -asediado y condicionado por un crecido separatismo periférico que en 2017 atentó contra su integridad territorial- es absolutamente normal y lógico que pida unidad y respeto al ordenamiento constitucional de ese Estado. Y así lo hizo valerosamente en su discurso de la Nochebuena.
Y, por último, pidió a los políticos y gobernantes que fortalezcan las instituciones democráticas, que no las debiliten y erosionen, que respeten su misión constitucional. Precisamente, esas instituciones y órganos -como son el TC, el CGPJ, el Consejo de Estado, la FGE o el Parlamento- cumplen con la finalidad, imprescindible en una democracia liberal, de servir de freno y contrapeso al ejercicio del poder público. Una democracia sin límites, sin controles del poder, se convierte en una dictadura, y ya se sabe que en una dictadura el ciudadano se convierte en súbdito y pierde sus derechos políticos y libertades públicas.
Bienvenido, pues, el acertado discurso de Felipe VI. Tanto más cuanto se constata que Pedro Sánchez está dedicado a la conversión de nuestra democracia liberal en una dictadura constitucional.