El diputado Rufián
(Comentario Onda Cero, martes 29 Noviembre 2022)

Con motivo del debate parlamentario sobre la vergonzosa supresión del delito de sedición por el que fueron condenados los golpistas catalanes, el histriónico y tabernario diputado Gabriel Rufián ha lanzado una grosera e improcedente andanada contra los Tribunales de Justicia, ignominia que merece todo reproche. El citado diputado, republicano y secesionista, afirmó: “Le hemos quitado el juguete a jueces fascistas”.
Gabriel Rufián no es digno de ser diputado nacional, pues ello le habilita para representar a todos y cada uno de los españoles. Como diputado, pertenece a un Poder del Estado, el Poder Legislativo. Resulta intolerable, en un sistema democrático, con separación de poderes, como el español, insultar y coaccionar a los integrantes de otro poder estatal, el Poder Judicial, constituido por jueces y magistrados.
En cierta ocasión, el profesor Peces-Barba, conspicuo socialista, afirmó que “los jueces sólo hablan a través de sus sentencias”. Y añadió: “En un sistema democrático, los jueces no juzgan a la política”. Tenía razón. Lo impide la teoría de la separación de poderes, de Montesquieu, implantada en nuestro sistema constitucional. Los jueces, en consecuencia, no crean el Derecho. Simplemente, lo aplican. Por eso, la CE afirma que “La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por jueces y magistrados integrantes del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la Ley”. Si al señor Rufián no le gustan las resoluciones judiciales, tiene la vía del recurso para impugnarlas, conforme a la Ley. Así es el Estado de Derecho.
Por tanto, imputar a los jueces un interés personal o ideológico al juzgar es, sencillamente, considerarlos prevaricadores. La prevaricación es un delito; empero la falsa imputación de un delito, también.
Un parlamentario serio no diría las cosas que dice Rufián. Primeramente, tendría asumido que el juez no crea Derecho, sino que simplemente lo aplica. Cuando la Sala de lo Penal del TS juzgó a los golpistas catalanes lo hizo con las garantías del Estado de Derecho, aplicó la Ley, el “Código Penal de la Democracia”, y, tras la sentencia, quedó abierta la vía de los recursos, hasta llegar al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
En segundo lugar, considerar que la Ley es un juguete en manos de los jueces es una burda y absurda descalificación. Los jueces no juegan con la Ley, sino que se atienen a su tenor literal. Es usted, señor Rufián, quién como legislador ha de elaborar buenas Leyes, con buena técnica, y no como la “Ley del sólo sí es sí”, aberrante producto del Gobierno socialcomunista y de usted, que la votó.
Por último, señor Rufián, fascista es quien insulta para enmudecer a quien piensa diferente o para quebrar su independencia profesional.