Deben responder

Las democracias se diferencian de las dictaduras en que los gobernantes responden ante el pueblo y los Tribunales de Justicia. Ante el pueblo, en las urnas; y ante la Justicia, por la sujeción al imperio de la Ley. Así pues, los políticos en democracia responden. Sea por acción u omisión.
En efecto, son los ciudadanos en democracia quienes deben castigar en las urnas a los malos gobernantes, negándoles el voto en los próximos comicios.
Y es que, ante tanta impericia, tantos dislates y tantos abusos cometidos, los ciudadanos no pueden, no deben, resignarse.
Por ello, quienes envenenan y dividen a los españoles con sus arengas, consignas y particulares intereses, deben responder.
Quienes toman los artículos de la Constitución a beneficio de inventario no son políticos idóneos para gobernar, y deben responder.
Quienes faltan a la verdad, deben responder.
Los autores -y entusiastas seguidores- de aquella pancarta que decía “El machismo mata más que el coronavirus”, deben responder.
Quienes injustificadamente quieren cambiar el régimen político poniendo en riesgo la paz civil, deben responder.
Quienes se aprovechan del miedo en plena pandemia, deben responder.
Los culpables de la escasez y carestía del equipamiento hospitalario, deben responder.
Quienes han hecho posible que un polémico comunista resulte elegido Vicepresidente de la “Mesa de la Reconstrucción”, deben responder.
Quienes quieren imponer la ideología comunista olvidando que cayó el “Muro de Berlín”, deben responder.
Quienes han negado la asistencia sanitaria a los mayores, conduciéndoles a la muerte, deben responder.
Quienes han discriminado a pacientes en función de la edad, deben responder.
Por el retraso en tomar medidas y adquirir material de protección, deben responder.
Por dar palos de ciego, confundir mascarillas, apropiarse de tests e incautarse de laboratorios especializados, deben responder.
Quienes hacen una lectura selectiva y sesgada de las Leyes y la Constitución, denuestan al Jefe del Estado o atacan la independencia judicial sin pruebas, deben responder.
Quienes carecen de un plan para pasar de la excepcionalidad a la normalidad, deben responder.
Quienes han restringido nuestros derechos abusivamente, deben responder.
Quienes dicen que no hay Plan B mienten, y deben responder.
Quienes han vinculado las ayudas económicas y sociales al estado de alarma, deben responder.
Por las compras fallidas y los contratos millonarios con empresas-fantasma, deben responder.
Quienes falsean los datos, ocultan la identidad de los llamados ‘expertos’ y chantajean al pueblo con “Yo o el caos”, lo que es propio de autocracias, deben responder.
Porque en democracia los titulares de los cargos públicos responden. Es la diferencia con las dictaduras. En éstas el tirano resulta impune al concentrar en sus manos todos los poderes del Estado.
Por el contrario, en democracia, responder es un imperativo político, jurídico y ético.