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¿De nuevo Sánchez en La Moncloa?

 

José Torné-Dombidau y Jiménez

Profesor Titular de Derecho Administrativo y

Presidente del Foro para la Concordia Civil

El tenebroso e irracional cuadro político que han dibujado los repentinos e inesperados comicios del pasado 23 de Julio, nos amenaza con el descorazonador regreso de Sánchez a La Moncloa para encabezar una nueva coalición ‘anti natura’, en la que, para que el madrileño pudiera alcanzar los votos requeridos, preciso sería que, a la caterva de formaciones y gerifaltillos de la pasada Legislatura, añadiera ahora nada menos que la conformidad del prófugo de la Justicia española refugiado en Waterloo.

Dicho de otro modo: a Sánchez le parece bien y adecuado (‘progresista’, diríamos en su propia jerga) sumar (nunca mejor dicho) a podemitas (los restos del naufragio), a comunistas ‘caviar’ (tipo Yolanda Díaz y compañía), a los líderes de ERC (que dieron el golpe contra la Constitución y la integridad territorial del Estado), a los peseteros y campeones de la deslealtad (PNV), a herederos políticos de ETA, y, ahora, implora/compra votos del fugado viviente en las verdes campiñas belgas, donde todavía se acuerdan del primer duque de Alba, y no para bien.

Sánchez ha demostrado hasta la saciedad, en este tenso, revolucionario y corrosivo último lustro, que su “weltanschauung” -cosmovisión ideológica y cultural- no le señala límites jurídicos, éticos ni políticos si persigue una determinada meta personal. Sea la que sea, y al precio que sea. Aunque se trate de España como Estado consolidado, con sus atributos y pertenencias de soberanía. Él ya lo dijo: es resistente y resiliente (como el título del libro que le redactaron y el nombrecito del Plan que justifica la llegada del maná de los fondos europeos).

Por otra parte no nos sorprende que, envuelto en la indignidad que le caracteriza si se trata de lograr el poder, “busque votos hasta debajo de las piedras”. Y vive Dios que los está buscando, sin importarle no ya la persona, Carles Puigdemont, reclamado por la Sala Segunda del Tribunal Supremo de España, sino, lo que es mucho peor: el precio que puede costar a los españoles (a él, no) la ‘ayudita’ del prófugo a la ‘magna’ empresa política ‘progresista’ de Sánchez de reeditar el ‘Frankenstein 1’.

La conocida “Lista” de Puigdemont, vademécum de contraprestaciones infames para que éste suelte sus votos, es perfectamente asumible a un político que carece de la talla de estadista y cualidad de patriota; que persigue el poder por el poder; su permanencia, comprada a cualquier precio, sin importarle el peligro de jugar con asuntos de la máxima gravedad, como es la eventual pérdida para España de una de sus Regiones más queridas y emprendedoras, Cataluña.

 A Sánchez no le duele dar lo que no se puede dar: la integridad territorial de España; cumplir y hacer cumplir la Constitución; y la lealtad al jefe del Estado. En silencio, en sombrías reuniones, pacta, entrega. Aparentemente la “Lista” no es aquella explícita del 2017. Ahora nadie declara la independencia “de iure”, en efecto. Empero este mismo resultado se consigue ‘de facto’ si Sánchez accede a las exigencias inadmisibles del gerundense. No se trataría de una declaración formal de independencia, constitucionalmente imposible, pero si el socialista (valga el nombre) acepta el traspaso de competencias, bienes y servicios que en ella se relacionan, el Estado desaparece de Cataluña. La independencia se habrá conseguido por otra vía, sin quemar un contenedor, sin romper un cristal, sin abrir un sumario judicial… Ya se encargó el presidente del Gobierno de indultar injustamente a los reos de sedición y de borrar impúdicamente del Código Penal este tipo delictivo.

Así pues veremos, conforme pasen las próximas semanas, si el antiguo concejal socialista logra su ansiada meta de volver a formar otro Desgobierno para España. Contengamos la respiración. Si el doctor Sánchez lo consigue, advertidos estamos hasta la saciedad (a pesar de que los resultados electorales parecen decir lo contrario) de por dónde van a ir sus próximas líneas de desgobierno: desmantelamiento del Estado autonómico, incumplimiento de la Ley de Leyes, concentración de poderes y debilitamiento del principio de separación de los mismos (autocracia), aislamiento al jefe del Estado, cuestionamiento del derecho de propiedad privada, aprobación de más leyes de corte ideológico, imposición de un prototipo de sociedad cercano al comunismo en lo político y en lo económico, relativización de los límites éticos del poder y una insoportable arrogancia frente a la oposición.

El resultado es, en definitiva, una ecuación aritmética bien conocida: más Sánchez, menos libertades; más Sánchez, más inestabilidad, tensión, voladura de la concordia y un halo de guerracivilismo por increíble que parezca en la España que va a culminar el primer cuarto del siglo XXI.

Para finalizar, una ingenua pregunta: ¿cómo puede aliarse un gobernante con los enemigos de su país, de su nación, que la quieren destruir?

Autor del artículo: José Torné-Dombidau Jiménez

Presidente y socio fundador del Foro para la Concordia Civil. Profesor Titular de Derecho Administrativo por la Universidad de Granada.

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