En tan sólo cuatro meses la actual coalición social-comunista, que desgobierna España, ha cometido incontables errores y disparates contra el bienestar y la economía de los españoles. Y cada día estamos más cerca  del caos venezolano de la restricción autoritaria de libertades.

           Bajo la pandemia, ‘paresito’ Pedro y Pablo Manuel mandan a sus anchas. Gobiernan con desprecio de la oposición, a decretazo limpio. “Cierran el portal de transparencia del Gobierno. Imponen filtros a las preguntas de la prensa. Riegan con dinero público medios de comunicación vasallos. Restringen la difusión de mensajes y evalúan la verdad o falsedad de las noticias” (Consuelo Madrigal, El Mundo, “La sociedad cautiva”, 4 mayo 2020)). Y si hace falta, un antiguo juez, hoy amenazante ministro del Interior, envía los guardias contra la derecha. Como todo el mundo sabe, ésta no tiene derecho a manifestarse. ¡Eso es cosa de la izquierda!

             Una larga lista de errores, ocurrencias y desatinos suman estos gobernantes… y gobernantas. Son despropósitos que hacen palidecer al “Celtiberia show” del inolvidable Luis Carandell. En efecto, hoy la política gubernamental es así: un deplorable espectáculo de baja calidad con actores de menguado talante democrático y superficial preparación.

          Por ello la circunstancia de la pandemia ha venido bien a los propósitos de ‘paresito’ Pedro e Iglesias. Al fin hacen realidad sus sueños de adolescente: gobernar sin límites, con escaso control judicial y parlamentario; con ciudadanos cautivos, y con las libertades recortadas, cuando no suprimidas.

         Es así como Sánchez disfruta apareciendo en televisión todos los sábados, en horario de máxima audiencia, con su “Aló, Presidente”, tan extenso, aburrido, arrogante y vacuo como los discursos de Fidel Castro.

        Y ha sabido mover los peones: el Congreso permanece a medio gas gracias a Meritxell Batet mientras la jefa de los Fiscales y el ministro de Justicia atan corto al Poder Judicial. De esta manera el principio de separación de poderes salta por los aires.

         De Iglesias, mejor no hablar. Va de patriota subido, y haciendo parroquianos con el dinero de todos. Se presenta en toda reunión, chupando cámara y micrófono, y lanzando arengas revolucionarias, que es lo suyo. Ojalá con ellas convenza a ‘Nissan’ para que no abandone Barcelona.

         Coincidiendo con el estado de alarma el Vicepresidente alegra la vida de los españoles con el anuncio de más impuestos. Piensa crear así empleo y dar trabajo, sí señor. Elevar los impuestos para fomentar el empleo. ¡Qué listos son estos comunistas! ¿Cómo no se nos ha ocurrido antes?

           Simultáneamente, los Ministros (y Ministras), con sus declaraciones y ocurrencias, van estropeando todo lo que tocan y hacen amigos dentro y fuera de España.

           Pero no, el drama no termina aquí. Pedro quiere 30 días más de arresto domiciliario aunque, para ello, tenga que saltarse la Constitución.