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“Yankee Doodle” está en el momento fundacional de los Estados Unidos. Forma parte, podría decirse, de su definición como pueblo. Es la sencillez; la definición de ser simples, incluso, aceptada con bonhomía; ya se verá en los hechos si esa simpleza es real o no. No tenemos la sofisticación europea (podríamos oírlos decir), pero aquí se come todos los días y eso es decir mucho a fines del siglo XVIII. Además, cada quien es libre de pensar, decir y hacer lo que quiera, siempre respetuosamente y, si alguien se entromete en las vidas ajenas, recibirá inmediatamente el gran dicho americano: “Mind your own business”. Ocúpese de sus asuntos. ¿Simple? Así sea si así os parece; pero medianamente rico, libre e independiente. “Compasivo”, completaría el retrato.
Otro gran himno apócrifo también nos es familiar. En Estados Unidos lo llaman “El Himno de Batalla de la República” y, sobre una música anónima anterior, se difunde con una nueva letra durante la Guerra Civil americana, en la que ambos ejércitos lo cantan. Un fragmento de la letra y su traducción (de nuevo renuncio a intentar una traducción con rima y metro):
“Mine eyes have seen the glory of the coming of the Lord; He is trampling out the vintage where the grapes of wrath are stored; He hath loosed the fateful lightning of His terrible swift sword: His truth is marching on.”
Estribillo) “Glory, glory, hallelujah! Glory, glory, hallelujah! Glory, glory, hallelujah! His truth is marching on.” (…).
“He has sounded forth the trumpet that shall never call retreat; He is sifting out the hearts of men before His judgment-seat: Oh, be swift, my soul, to answer Him! be jubilant, my feet! Our God is marching on.”
“Mis ojos han visto la gloria de la venida del Señor; Ya está pisando la cosecha de las uvas de la ira; Ha desatado el rayo fatal del terrible golpe de su espada. Su verdad está marchando.”
“¡Gloria, gloria, aleluya! Su verdad está marchando.”
“Ha hecho resonar la trompeta que nunca tocará a retirada; Ha escogido los corazones de los hombres para ponerlos ante Su estrado para el juicio: ¡Oh, sé veloz, alma mía, en responderle! ¡Acudid jubilosos, pies míos! Nuestro Dios está marchando.”
Se trata de una alusión al Juicio Final. La guerra como el día de la ira del que marcha conducido por Dios a la batalla, porque su batalla es justa.
Es muy profunda la fe cristiana que está en la base de la conciencia de sí del pueblo americano. Desde el principio, además es un cristianismo que no está restringido a las diversas iglesias del cristianismo protestante, sino que incluye a los seguidores de la iglesia romana. Es un cristianismo constitutivamente tolerante y secularizado que se abre a religiones antiguas y nuevas, tanto a las que son fundamento del cristianismo (el judaísmo) como a las que son vagamente cristianas (mormones) y que en nuestros días, se abre a la religiosidad entera, no exclusivamente a la cristiana y no exclusivamente a la teísta; las variadas formas de deísmo (cuáqueros) o espiritualidad para-religiosa (budismo) encuentran allí verdes valles que las acojan, cuando no han sido su tierra de origen. Como si se cree en el ateísmo.
Precisamente el ser tolerantes y el tener un Estado plenamente secularizado les permite expresar abiertamente su religiosidad, siempre con afán incluyente. Así lo revela claramente el uso de este Battle Hymn en celebraciones de Estado, militares y populares, como un himno apócrifo.
He encontrado en Youtube una versión de no muy buena calidad técnica pero especialmente emocionante; el canto del himno en la catedral de San Pablo, en Londres, en un oficio religioso nacional de condolencia por el 11/9. Tenemos aquí otro rasgo importante de los Estados Unidos, el sentimiento de comunidad con su antigua metrópoli, el Reino Unido. El video comienza con una oración del arzobispo de Canterbury, que es especialmente oportuna en nuestros días, y que traduzco:
“A medida que luchamos contra el mal, nuestro mundo tiene que ser un mundo en el que esa violencia sea una cosa del pasado. Un ideal de libertad, en el núcleo de la grandeza americana. La libertad, simbolizada por esa estatua emergiendo hacia el cielo sobre la charca de la devastación fue fundada por una noble comunidad de valores; valores que estamos orgullosos de compartir. Valores como la tolerancia y la compasión, la justicia y el perdón. Valores en el corazón de la fe cristiana. Y también de otras grandes fes. Apilémoslos ahora ante nosotros, como una antorcha, como un faro, mientras lloramos y nos afligimos. Porque, si permanecemos firmes, sabemos que, con la gracia de Dios, no hay oscuridad, no hay mal que pueda extinguir nunca ese faro de esperanza. Amén.”
El video:
Hay otras versiones también interesantes; sólo menciono dos. Primero, la impecable del Coro del Tabernáculo Mormón, el gran coro que los programas de radio de Ángel Álvarez nos dio a conocer en España:
Además, esta otra que muestra al compromiso de los grandes cantantes populares con su país. Su patriotismo. Es Whitney Houston:
Terminaremos este repaso de algunos himnos apócrifos de Estados Unidos con uno del siglo XX y además, proveniente de uno de los sectores industriales que mejor definen desde fuera a los Estados Unidos, el entretenimiento. Irving Berlin, grande entre los grandes en Broadway, compuso este “God Bless America”, Dios bendiga a América que, con resonancias de oración como no puede ser de otro modo, incorpora un ligero “swing” y un cierto brillo de polvo de estrellas a una canción de amor. El propio Irving Berlin (un inmigrante cantando a su hogar) en el escenario: